“El vuelo del halcón”
Un rey recibió como
obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que
los entrenara.
Pasados unos meses
el maestro informó al rey de que uno de los halcones estaba perfectamente, pero
que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo
dejó desde el día que llegó.
El rey mandó llamar a
curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo
volar. Así, el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una
recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana
siguiente, vió al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a
su corte: “Traedme al autor de este milagro”. Su corte llevó ante
él a un humilde campesino. El rey le preguntó: “¿Tú hiciste volar al
halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?”. Intimidado, el campesino,
le dijo al rey: “Fue fácil mi Señor, sólo corté la rama y el halcón
voló. Se dió cuenta de que tenía alas y voló”.
¿Sabes que tú también tienes alas?.
Sin embargo no te animas a volar.
¿A qué te aferras?, ¿qué te tiene atad@, ahí, inmóvil, estáic@?
A veces prefieres quedarte donde estás porque es lo que conoces. Pero piensa por un rato: ¿Qué pasaría si te atreves a dar un paso más allá?
Mira tus alas. Ábrelas. Sueña. Vuela. Lánzate. Suéltate.
Mientras emprendes el vuelo observa, escucha, canta, huele, divisa lo que allí hay.
No lo dudes. Puede ser una gran experiencia.
EL PUENTE Y LOS DOS HERMANOS
No hace mucho tiempo, dos
hermanos que vivían en granjas contiguas, tuvieron un conflicto. Éste era el
primer problema que tuvieron después de 40 años de cultivar las tierras hombro
a hombro, compartir el duro trabajo y de intercambiar cosechas y bienes en
forma continua.
Esta larga y beneficiosa
colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido que
fue creciendo hasta llegar a abrir una tremenda brecha entre ellos, que explotó
en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la
puerta de Luis. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
“Estoy buscando trabajo”, dijo el extraño, “quizás usted requiera algunas
pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda serle de ayuda”.
“Sí”, dijo el mayor de los
hermanos, tengo un trabajo para usted. Mire, al otro lado del arroyo, en
aquella granja, ahí vive mi vecino, es mi hermano menor. La semana pasada había
una hermosa pradera entre nosotros y él desvió el cauce del arroyo para que
quedara entre nosotros.
Bueno, él pudo haber hecho esto
para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de
desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, de dos
metros de alto, para no verlo nunca más.
El carpintero le dijo: Creo que
comprendo la situación. Muéstreme dónde están la madera, los clavos y las
herramientas y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho. El hermano
mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el
resto del día para ir a comprar provisiones al pueblo.
El carpintero trabajó duro todo
el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del atardecer, cuando el granjero
regresó, el carpintero había terminado con su trabajo. El granjero quedó,
perplejo con lo que vio. No había ninguna cerca de dos metros; en su lugar
había un puente. Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era
una verdadera obra de arte.
En ese momento, su hermano menor,
vino desde su granja, cruzando el puente, abrazó a su hermano, con los ojos
llenos de lágrimas, le dijo: Eres un gran hombre, por construir este hermoso
puente después de lo que te he hecho, gracias y perdóname.
En silencio el carpintero guardó
las herramientas y se dispuso a marchar, cuando Luis, el hermano que le había
contratado grito: ¡No te vayas espera!, quédate, tengo muchos proyectos para
ti.
-Me gustaría quedarme dijo el
carpintero, pero tengo muchos puentes por construir.
Fuente: Destellos del Corazón.
LAS
GRIETAS DE NUESTRA VIDA – TODOS TENEMOS GRIETAS
Un
cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los
extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.
Una
de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y
conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta
la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad
del agua.
Durante
dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta
estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para
los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su
propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de
todo lo que se suponía que era su obligación.
Después
de dos años, la tinaja quebrada le hablo al aguador así, diciéndole:
“Estoy
avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo
puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que
deberías recibir.”
El
aguador, le dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa quiero que notes
las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.”
Así
lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero
de todos modos se sentía apenada porque al final, solo quedaba dentro de sí la
mitad del agua que debía llevar.
El
aguador le dijo entonces” Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu
lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado
positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo de camino por donde
vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas
flores para decorar el altar de mi Maestro.
Si
no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido
posible crear esta belleza.
“Cada
uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero
debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para
obtener buenos resultados.”
Fuente:
Abundancia Amor y Plenitud
Como
los axolotls de Julio Cortázar
Los axolotls son mamíferos-anfibios
autóctonos de la región de México. Se conservan aún en la edad adulta en estado
larvario.
Son bastante
particulares pues en cierta medida tienen semejanzas con el hombre,
especialmente en sus patas-aletas con forma de brazos humanos y manitas.
La realidad y el sueño
son características de los cuentos de este escritor, que indudablemente nos
trasporta a dos mundos en cada una de sus lecturas y nos funde en uno mismo.
Cuando el protagonista
de la historia conoció en el acuario a esta rara y poca conocida especie, no
pudo dejar de visitarlo casi diariamente.
Lo miraba fijo todos
los días a través del vidrio de la pecera. Se miraban ambos, como si desde
adentro de ese recinto lleno de agua el axolotl también lo miraba desde su
lugar.
Con el correr de los
días se iba dando cuenta que algo tenían en común, “el alma”. Que los dos reclamaban comunicación. Que estaban solos,
que buscaban su identidad.
La rutina del
personaje, el trabajo, el ruido de la ciudad, lo cotidiano, lo había sumergido
en un laberinto del cual no podía encontrar la salida. Hombre solitario, ensimismado, que busca
en su propia soledad la forma de escapar de la realidad material y el fracaso
social.
Sentía de pronto que había
un vínculo entre ellos. Intercomunicación.
El cristal que los
separaba era el espejo de su propia alma. El mirarse fue como descubrir su
propio reflejo.
La
identificación con animales significa una integración del inconsciente (Jung).
Se reconocía en ese pez místico, casi pre-histórico y olvidado en el tiempo.
Entonces
comprendía que su soledad estaba ligada a lo más profundo de su ser.
…“La
fuerza de ambos fundidos en esa mirada envolvente, los mantenía diferentes,
respetuosos de lo distinto y abiertos a la experiencia para registrar los
movimientos y necesidades del otro”…
El hombre
busca su identidad, y cuando encuentra su Yo, se transforma y cambia en un
movimiento cual aguas turbulentas en el mar bravío. Cuando las tempestades
calman, un nuevo ser, recién descubierto, recién nacido
asoma y se conmueve de sí mismo. Un Yo que está presente, erguido, firme, que
sabe lo que quiere y lo que busca.
Una pecera-espejo en la
que nos vemos inmóviles fijando en realidad la mirada en nosotros mismos.
Un espejo
que nos devuelve la imagen de nuestra alma.
Descubrirse,
admirarse, reconocerse, es fortificar nuestro YO.
Clr. Ferres
Silvia
Si quieres leer el cuento completo te dejamos el enlace.
http://ciudadseva.com/texto/axolotl/